La respuesta corta es un rotundo sí. Aislar un falso techo existente no solo es posible, sino que, en muchos casos, es una de las intervenciones más efectivas y rentables para mejorar el confort térmico y acústico de una vivienda o local, así como para reducir significativamente el consumo energético. Sin embargo, no todas las soluciones de aislamiento son igual de prácticas o eficientes cuando nos enfrentamos a una estructura ya construida. Es aquí donde el aislamiento por insuflado brilla con luz propia.
El problema de los falsos techos sin aislar
Muchos edificios, especialmente aquellos con cierta antigüedad, cuentan con falsos techos (de escayola, pladur, lamas, etc.) que crean una cámara de aire o plenum entre el forjado superior y el techo visible de la estancia. Si esta cámara no está aislada, se convierte en una vía de escape para el calor en invierno y una fuente de entrada de calor en verano. Además, puede ser un transmisor de ruidos procedentes de plantas superiores o del exterior.
¿Por qué el insuflado es la opción estrella?
Cuando se plantea aislar un falso techo ya instalado, surgen varias opciones, como la colocación de planchas rígidas o mantas aislantes. Sin embargo, estas alternativas suelen implicar:
- Obras mayores: Requieren desmontar parcial o totalmente el falso techo existente, lo que genera escombros, suciedad y molestias considerables.
- Costes elevados: El desmontaje, la instalación del aislante tradicional y el posterior montaje y remate del falso techo encarecen la mano de obra y los materiales.
- Tiempos de ejecución largos: Todo el proceso puede llevar varios días, interrumpiendo la vida normal en la vivienda o la actividad en un local.
- Dificultad en espacios irregulares: Las planchas o mantas pueden dejar puentes térmicos si no se ajustan perfectamente a vigas, tuberías u otras irregularidades presentes en el plenum.
Frente a estos inconvenientes, el aislamiento por insuflado se presenta como la solución idónea por múltiples razones:
- Rapidez y limpieza: La instalación es increíblemente rápida, pudiéndose completar en cuestión de horas para una vivienda de tamaño medio. Se realiza mediante pequeñas perforaciones en el falso techo (que luego se tapan discretamente) por donde se introduce el material aislante mediante una manguera. No se generan apenas escombros ni suciedad.
- Mínima invasión: No es necesario desmontar el falso techo. Esto significa menos molestias, menos ruido y la posibilidad de seguir utilizando el espacio casi con normalidad.
- Coste-efectividad: Al reducir drásticamente la mano de obra y evitar el desmontaje y reconstrucción, el precio final es significativamente más bajo que el de los métodos tradicionales. El ahorro energético que se consigue amortiza la inversión en un plazo relativamente corto.
- Cobertura total y uniforme: El material insuflado (como la celulosa, la lana de roca o la fibra de vidrio en formato borra) se expande y rellena todos los huecos y cavidades, por muy irregulares que sean. Esto elimina los puentes térmicos y asegura una capa aislante continua y homogénea.
- Excelentes propiedades aislantes: Los materiales utilizados para el insuflado ofrecen un alto rendimiento tanto térmico como acústico. Ayudan a mantener una temperatura estable durante todo el año y reducen la transmisión de ruidos.
- Sostenibilidad: Muchos materiales insuflados, como la celulosa (procedente de papel reciclado) o la lana de roca, son ecológicos y contribuyen a una construcción más sostenible.
Tipos de aislantes térmicos para insuflar los falsos techos
La elección del material aislante es crucial para garantizar la efectividad de la intervención. No todos los materiales son iguales ni ofrecen las mismas prestaciones. Para el insuflado en falsos techos, los más comunes y recomendables son:
- Lana de Roca (en formato borra o granulado):
- Composición: Se produce a partir de roca volcánica (principalmente basalto) fundida y fibrada.
- Ventajas:
- Excelente aislamiento térmico y acústico: Similar o incluso superior a la celulosa en algunos aspectos, especialmente en la atenuación de bajas frecuencias.
- Incombustible: Ofrece una altísima resistencia al fuego (Clasificación A1), lo que aporta gran seguridad.
- Estabilidad dimensional: No se asienta con el tiempo y mantiene sus propiedades intactas durante décadas.
- Resistencia a la humedad: Es hidrófoba (repele el agua) y permeable al vapor de agua, evitando condensaciones.
- Durabilidad: Es un material muy duradero y resistente a microorganismos.
- Consideraciones: Puede ser ligeramente más costosa que la celulosa, pero sus prestaciones en seguridad contra incendios son un gran plus.
- Lana mineral blanca (en formato borra o nódulos):
- Composición: Se fabrica a partir de arena y vidrio reciclado, fundidos y convertidos en fibras.
- Ventajas:
- Buen aislamiento térmico y acústico: Similar a la lana de roca en muchas de sus prestaciones.
- Ligereza: Es un material muy ligero, lo que puede ser una ventaja en falsos techos con poca capacidad de carga.
- Incombustible: También ofrece una excelente resistencia al fuego.
- Buena relación calidad-precio: Suele ser una opción competitiva en términos de coste.
- Consideraciones: Durante la instalación, puede generar algo de picor si no se maneja con el equipo de protección adecuado, aunque esto no afecta al usuario final una vez instalado.
La elección entre uno u otro dependerá de las necesidades específicas del proyecto, el presupuesto disponible, las condiciones del falso techo y las prioridades. Importante tener en cuenta que la lana de roca es más densa, de ahí más pesada y por eso será importante conocer el estado de cada falso techo. Por eso, es siempre mejor insuflar con lana mineral blanca ya que es más ligera siguiendo siendo tan buen aislante o incluso mejor según la marca y la conductividad térmica.
¿Cómo funciona el proceso de insuflado en un falso techo?
- Inspección previa: Un técnico cualificado evalúa el falso techo, la altura del plenum, la presencia de instalaciones (eléctricas, tuberías) y determina el material aislante más adecuado.
- Realización de accesos: Si el falso techo tiene alógenos, se puede insuflar a través de esas cavidades. En caso contrario, se practican pequeñas perforaciones estratégicas en el falso techo, con un diámetro que suele oscilar entre los 4 y 10 cm, dependiendo del material y la boquilla de insuflado.
- Insuflado del material: Se introduce la manguera de la máquina de insuflado por las perforaciones y se proyecta el material aislante hasta rellenar completamente la cámara de aire. La densidad de aplicación es controlada para asegurar un rendimiento óptimo.
- Sellado de accesos: Una vez completado el insuflado, las perforaciones se tapan y se rematan, quedando prácticamente invisibles.
Consideraciones importantes
Aunque el insuflado es versátil, es muy importante que la cámara de aire del falso techo tenga una altura mínima (generalmente a partir de 5 cm) para poder introducir el material. Además, si existen focos halógenos empotrados, se deben proteger adecuadamente para evitar sobrecalentamientos, algo que los instaladores profesionales saben cómo gestionar.
Conclusión
Aislar un falso techo existente es una decisión inteligente para mejorar el confort y la eficiencia energética. Entre las opciones disponibles, el aislamiento por insuflado destaca por su rapidez, limpieza, coste ajustado y excelente rendimiento. Elimina la necesidad de obras complejas y costosas, ofreciendo una solución eficaz que se adapta perfectamente a las irregularidades del plenum y garantiza una barrera aislante continua. Si estás buscando mejorar el aislamiento de tu hogar o local sin grandes trastornos, el insuflado en falsos techos es, sin duda, la opción a considerar. Consulta con profesionales especializados para obtener una valoración y descubrir cómo esta técnica puede transformar tu espacio.
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