Para aislar un tejado ya construido, es importante considerar el tipo de cubierta y su uso. En cubiertas planas, el aislamiento desde el exterior con poliestireno extruido es una opción robusta debido a su resistencia a las cargas. En cubiertas inclinadas, si el espacio bajo el tejado no se utiliza, el aislamiento proyectado o soplado con lana de roca o celulosa proporciona un excelente aislamiento térmico. Si el tejado tiene un falso techo, el aislamiento insuflado es ideal para mejorar la eficiencia energética sin grandes obras. La elección del material también es esencial: la lana mineral blanca virgen es incombustible y resistente a la humedad, mientras que la celulosa es perfecta para climas cálidos, siempre que no haya problemas de filtraciones de agua.
En respuesta a cómo aislar un tejado ya construido, la solución dependerá del tipo de cubierta y el uso que le demos. A continuación, abordamos diferentes escenarios y métodos para aislar un tejado ya construido, proporcionando soluciones eficientes y efectivas para cada caso específico. ¡Sigue leyendo!
Cubiertas inclinadas o cubiertas planas
Cubiertas planas
Para las cubiertas planas, podemos optar por aislar desde el exterior con sistemas de poliestireno extruido o poliestireno expandido. El poliestireno extruido es más resistente a las cargas, por lo que es una excelente opción para áreas con tránsito frecuente o que soportan peso considerable.
Este material ofrece una barrera eficaz contra la humedad y proporciona un aislamiento térmico excelente.
Cubiertas inclinadas
En el caso de cubiertas inclinadas, existen varios métodos según el uso del espacio. Si el espacio bajo la cubierta no se va a utilizar, la mejor opción es un sistema de aislamiento proyectado o soplado.
Este método permite instalar un espesor generoso de lana de roca, lana mineral, lana de vidrio o celulosa, con aproximadamente 20 cm de grosor, asegurando un aislamiento térmico y acústico óptimo.
Falso techo y su uso
Existencia de un falso techo
Si hay un falso techo, podemos considerar el aislamiento insuflado. Este método consiste en insuflar materiales aislantes como lana de roca, lana mineral o celulosa en el espacio entre el techo y el falso techo.
Este tipo de aislamiento es ideal para mejorar la eficiencia energética del edificio sin necesidad de realizar grandes obras.
Creación de un falso techo
Si no existe un falso techo, se puede crear uno para poder insuflar los materiales aislantes. La creación de un falso techo permite un mejor control del aislamiento y facilita futuras intervenciones si es necesario.
Aislamiento desde el exterior o el interior
Aislamiento desde el exterior
Aislar desde el exterior es una opción viable si se puede acceder al tejado fácilmente. Para cubiertas metálicas no tipo Sandwich, y con riesgo de condensación, se recomienda proteger la chapa con espuma de poliuretano o poliurea.
Estos materiales ofrecen una excelente barrera contra la humedad y mejoran significativamente las propiedades térmicas del tejado.
Aislamiento desde el interior
Si el acceso exterior es complicado, el aislamiento desde el interior puede ser más conveniente. En este caso, se pueden utilizar materiales como lana de roca o lana mineral blanca virgen, que no solo proporcionan un aislamiento térmico efectivo sino que también son incombustibles y resistentes a la humedad.
Filtraciones de agua
Es fundamental abordar cualquier problema de filtración de agua antes de proceder con el aislamiento. La celulosa, por ejemplo, no debe usarse en situaciones donde hay filtraciones, ya que puede absorber agua y comprometer su eficacia.
Para áreas con alto riesgo de infiltración, es recomendable utilizar materiales incombustibles y no absorbentes, como la lana mineral blanca virgen o la lana de roca.
Materiales de aislamiento: ventajas y características
Celulosa
La celulosa es ideal para climas cálidos gracias a su alta inercia térmica, lo que ayuda a mantener el interior fresco durante el verano. Sin embargo, debe evitarse en áreas con problemas de filtraciones de agua.
Lana mineral blanca virgen
La lana mineral es excelente para mantener el calor en invierno y ofrece una buena resistencia en caso de riesgo de infiltraciones o incendios, ya que es un material incombustible.
Lana de roca
Este material es incombustible, no absorbe humedad y tiene excelentes propiedades térmicas. Es una opción robusta para diferentes condiciones climáticas y estructurales.
Espuma de poliuretano y poliurea
Para cubiertas metálicas, estos materiales ofrecen una protección superior contra la humedad y mejoran las propiedades térmicas del tejado. Son ideales para prevenir condensaciones y asegurar un aislamiento duradero.
Corcho proyectado o pintura térmica
Para abordar los puentes térmicos, el corcho proyectado o la pintura térmica pueden ser soluciones efectivas. Estos materiales crean una barrera térmica adicional, mejorando la eficiencia energética del edificio.
Ventajas del aislamiento soplado e insuflado
Economía
Tanto el aislamiento insuflado como el proyectado son métodos económicos en comparación con otras soluciones de aislamiento. Estos sistemas permiten una implementación rápida y eficaz, sin necesidad de desmontar la cubierta existente.
Agilidad
Estos métodos son rápidos de ejecutar, pudiendo cubrir entre 100 a 200 m² en un solo día, dependiendo de las condiciones locales. Esto reduce significativamente el tiempo de intervención y las molestias para los ocupantes del edificio.
Efectividad
El aislamiento insuflado es muy efectivo, especialmente en cámaras de ventilación anchas. Incluso en cámaras estrechas, evitar el acceso del aire contribuye notablemente al aislamiento, reduciendo los costes energéticos y aumentando el confort.
Los aislamientos proyectados no tienen límite en altura, lo que permite aplicar la cantidad de aislante necesaria para lograr el rendimiento deseado.